Una de las mayores fuentes de inspiración es uno mismo. El otro pasa a ser nuestra vida cuando lo pensamos, lo escribimos. Para odiarlo o amarlo. Pero parte de nosotros. Todo pasa por nuestro filtro compuesto de sentidos, imaginación y palabras. Nuestras palabras. Porque lo que sí está claro es que, por muchos consejos y esnseñanzas que nos den a la hora de escribir, al final somos nosotros los que producimos esas palabras que sólo pueden ser nuestras. Nadie más las va a escribir por nosotros. Son nuestra responsabilidad única y, si no las escribimos, permanecerán sin existir. Todo el mundo con una historia (o muchas) en el interior, está llamado a contarla.
Y hablando de principios y de nosostros mismos. He leído sobre este ejercicio en
The Self on the Page, de Celia Hunt. En uno de sus talleres de escritura, Celia pide a sus estudiantes que traigan una pequeña colección de fotografías de cuando eran pequeños, de sus padres, de su entorno. Los estudiantes entonces deben aislar un solo recuerdo que emerja de una fotografía. Debe ser un recuerdo sencillo. Puede ser incluso un fragmento de una de las fotografías. Celia pide a sus estudiantes que "caminen dentro de la fotografía" y se pregunten: "¿qué veo?, "¿qué oigo?", "¿qué huelo?", "¿a qué sabe?", "¿qué noto cuando toco las cosas?" Luego deben cerrar los ojos y zambullirse en el recuerdo, esta vez expandiéndolo a través de su imaginación y 'experienciándo', conectando con su tono emocional.Siguiendo el método de Celia Hunt, ahora es el momento de ponerse a escribir. Ella sugiere "El método de las palabras y frases fuertes", que consiste en escribir las palabras y frases que nos vienen rápidamente a la cabeza cuando pensamos en nuestro recuerdo. Nombres, adjetivos y adverbios que encapsulen las visiones, sonidos, olores, gustos e impresiones táctiles. Los verbos de movimiento son también importantes porque ayudarán a introducir movimiento al recuerdo. (Hunt, C. (1998)
Writing with the voice of a child, pp. 4 -5, in Hunt, C. and Sampson, F.
(1998) The Self on the Page. Jessica Kingsley Publishers. London and Philadelphia. ¿Qué te parece si nos apuntamos al experimento? Cuando tengas suficiente material, empieza a escribir tu historia. Puede ser autobiográfica o no, pero sí debe derivar del material surgido de tu recuerdo. Escribe sólo el principio. Déjanos con ganas de más. Termina tu principio dibujando ésa pregunta en la mente del lector que sólo tú puedes responder.